martes, 19 de mayo de 2015

El juego como recurso educativo

A punto de terminar el cuatrimestre y el temario de la asignatura de Programas de Acción Sociocultural y Educativa, Carles nos presenta el juego como un recurso educativo poco o nada utilizado hoy en día por los profesionales de la educación.

Según Cagigal (1996) el juego es "Una acción libre, espontánea, desinteresada e intrascendente que se efectúa en una limitación temporal y espacial de la vida habitual, conforme a determinadas reglas, establecidas o improvisadas"; mientras que Gutton (1982) lo describe como "una forma privilegiada de expresión infantil".



Los beneficios del juego con incontables pero desde nuestro blog nos gustaría destacar los siguientes: Favorecen la comunicación y la interacción, desarrollan la capacidad perceptiva y sensorial del niño,  estimulan la capacidad para razonar, el pensamiento reflexivo y el representativo, permiten al niño acercarse al mundo real y lo preparan para la edad adulta, desarrollan la responsabilidad, aprenden a seguir unas normas, desarrollan y aumentan la autoestima y el autoconcepto y, por último, nos gustaría destacar que viven sus propias experiencias vitales acomodándose a las necesidades del niño.

Queremos destacar también que existen diversos tipos de juego como por ejemplo: juegos de mesa, juegos de exterior, juegos de rol, juegos de estrategia, juegos de agua, juego simbólico, juegos populares o tradicionales, gynkanas y, el último tipo de juego en aparecer debido al desarrollo de las nuevas tecnologías, los videojuegos.



Desde nuestra experiencia como monitoras de tiempo libre tanto infantil como juvenil podemos afirmar que el juego es un gran recurso utilizado mayoritariamente en el ámbito de la educación no formal e informal y del que se obtienen beneficios espectaculares. El aprendizaje mediante el juego es significativo, real y se acomoda en los niños y jóvenes y facilita su retención dado el modo en el que se realiza.
Los niños no lo toman como un proceso dirigido, aburrido y de paso obligatorio, sino todo lo contrario por lo que el interés de los menores aumenta significativamente.


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